jueves, 10 de febrero de 2011

Ültima Etapa? Fin del Viaje:

Pasaron 10 días de nuestro regreso, pero me acuerdo que ese sábado nos esperaban en el kiosco, papá leyó el blog y me mostró las cubiertas nuevas que compró mientras yo estaba en viaje. Por la noche, Guille y Diego nos brindaron una cena en honor al viaje. Comimos y salí a emparchar la cubierta delantera izquierda, porque en Río Mayo la habían emparchado mal. Ahí el viejo de guille me hizo la segunda y salimos con su auto a buscar algún lugar abierto. Muerto de cansancio, dormimos hasta el mediodía del domingo, donde nos despertó un asado que hizo papá. Llevé a Rocío a su casa y yo fui a poner las cubiertas nuevas. Al día siguiente, la máquina ya estaba en marcha… era el trabajo y cursar inglés en la facultad. El viaje efectivamente había terminado, otra vez la General Paz atestada de autos, y después de las 13hs la oficina es somnolienta. Por ahora inglés no me pesa, pero igual me larga a las 11 de la noche. Uff, que distinto que es a la Patagonia que acababa de recorrer. El sur tiene paisajes perfectos, impacta su belleza que se esconde detrás de un interminable desierto. Conocí la nieve, los glaciares, los pingüinos!, el sur ha sobrepasado mis expectativas, la hospitalidad de quienes nos ayudaron cuando el camino era difícil o la mugre mucha.

Gracias a Rocío, a Guille, a Javi, a Mis Viejos, a los Viejos de Ro, Gracias al Taxista, Gracias a los Bomberos Voluntarios de Río Mayo, Gracias a ustedes por la buena onda de leer este humilde diario de viaje.

Photobucket

Bonus: La verdadera historia de la bolsa de basura.


Novena Etapa: Neuquén - Buenos Aires

Esa mañana habíamos despertado con algo de fiebre y cansancio, definitivamente nos pescamos una gripe después tanto vientito sur. Salimos de desayunar y nos tiramos en la plaza del centro cívico. Tirados, evaluamos si valía la pena hacer el circuito largo de parques nacionales, la principal contra es que el circuito requería 50km más de ripio, el Palio estaba sin rueda de auxilio y nosotros realmente cansados y hasta congestionados. Determinamos que no disfrutaríamos tanto del lugar, que era momento de volver a casa y tener un domingo de tranquilidad para volver el lunes a trabajar.

Para despedirnos del sur fuimos a una heladería artesanal, fuimos con la idea de un cucurucho pequeño, pero salimos pedimos ¼ para cada uno. Ya éramos sendos analistas de helados artesanales, reconocíamos las partes que componían el helado y si estaba excedido en frío. Llenísimos, nos arrastramos hasta el auto, llené el tanque y partimos con rumbo a la Ciudad de Neuquén, allí paseamos en sus calles principales donde el boulevard es pintoresco y ofrece bastante alternativa cultural (vimos puestos de artesanías, escenarios pequeños para bandas de rock locales, y otro escenario para tango) la ciudad no está hecha para el turismo, pero igual es vistosa, grande y ya no se asemeja a otras ciudades grandes del sur como Río Gallegos o Ushuaia. En Neuquén nos quedamos unas horas, para luego cargar combustible y continuar camino a Buenos Aires.

Eran las once de la noche y el cielo no nos ofrecía luna, asique la oscuridad era total en el camino. Rocío se durmió en mi regazo y yo mascaba un caramelo cuando un ruido me sacó del letargo. Fue el ruido y que el volante empezó a vibrar, se había reventado la cubierta delantera izquierda. En ese segundo desperté a Ro, quien de inmediato se acomodó con el cinturón de seguridad. Yo saqué los pies de los pedales, sabía que una rueda delantera puede provocar un vuelco. Con calma, pude detener el auto en la banquina, para luego decidir optar bajar el auto de la banquina y quedarme alejado de la ruta. La noche cerrada hacía que temiera si dejaba el auto apagado, y también si salía a caminar a pedir ayuda, por eso determiné que dejaría el auto con las luces encendidas y desde allí, hacer guiños de luces pidiendo ayuda a camioneros y autos que pasaran por el lugar. Así fueron unos 40 minutos, empezaba a dormirme, cuando un Fiat Uno decidió parar. Salgo del auto, voy corriendo hasta donde se había detenido ese taxi blanco. Le comento mi problema y le pido si me presta su rueda de auxilio. El hombre accede, y se ofrece a llevarme a una gomería que permanece abierta las 24hs. Es que el señor era un taxista de un pueblito a 6km de donde había quedado tirado con el Palio. Lo seguimos, llegamos a la gomería y le devolví su rueda, le agradecí con 20$ y compré un neumático usado (el único rodado 14 que tenían allí), por suerte la llanta no se dañó, armamos entonces la rueda y continuamos camino hasta Río Colorado, donde nos tomamos un merecido descanso. Dormí 3 o 4 horas, y volví al ruedo. Sólo paramos en la YPF de Benito Juárez, allí compramos chizitos, una coca, un jugo y un tostado mixto. Ya resumíamos el viaje, añorábamos Puerto Pirámide, Madryn, Ushuaia, añorábamos todo el camino de ida, queríamos volver a empezar el viaje. Sacamos cuentas y Rocío había sido la gran perjudicada, tendré que devolverle un dineral cuando termine de acomodar unas cuentas. Subimos al auto y continuamos viaje, llegamos el sábado en la tarde. El viaje se nos terminó.


Photobucket Photobucket Photobucket
Photobucket